BISTROI: IMAGEN DE UN FIN DE SEMANA “SANTO”

El sábado recién pasado visitamos un pub de estilo alternativo, lugar que ambos conocíamos en forma separada y del cual teníamos como opinión “Es un lugar propio de gente como uno, treinteañeros, con ganas de relajarse un rato después del horario de trabajo, divertirse entre amigos o con las parejas, pero cuya única singularidad era que dichas parejas son constituidas por personas de igual sexo”. Pero ese día fue distinto, fue como entrar en una dimensión desconocida, o que por lo menos, intentamos inconscientemente desconocer, sólo con la tenaz idea de esquivar una realidad que está ahí, frente a nuestras narices, jovencitos cuyas edades fluctuaban entre los 16 y los 24 años, con toda una carga de rebeldía contra la vida, (no digo contra el sistema porque ni ellos saben que significa tal palabra) ropas negras, góticas, punk, pinturas y accesorios recargados demostrando que existe una diferencia entre ellos y el “resto” de la sociedad, ¿marginados? Sí, eso fue, ese fue el sentimiento que experimentamos, una tarde de marginación donde nosotros eramos los desencajados, de vestir pacato y de una demostración de amor que rayaba en la pulcritud más descomunal, sin acariciarnos con desenfreno al vaivén de la música de Madonna, sin fumarnos un porro con la libertad que nos presentaba el ambiente, éramos sin duda, bichos raros dentro de una singular atmósfera, que desde aquel día, al menos por mi lado, acepté como parte de mi entorno, sin dejar de cuestionarme cosillas tan básicas como ¿Sabrán ellos que la marginalidad comienza en uno? ¿Tendrán claro que para comunicar al mundo su diferencia no es necesario el aparataje que los adorna? Y por último, ¿Podrá esta generación que eligió un camino sexual distinto, darse cuenta que nosotros ya los aceptamos sin necesidad de confrontar nuestros estilos de vida? Solo el tiempo lo dirá, pero mientras escribo me doy cuenta que de algún modo fue una experiencia enriquecedora, esto porque me surgieron estas interrogantes que me sirven para la conversación con mi amado después del postre.

Saludos, Pau y Marco.