VENUS Y MARTE SE REENCONTRARON EN JUPITER

Estremecido por su estrecho corazón de hojalata, nauseabundo de emociones que su memoria estaba olvidando, el duende hizo su mágica aparición por la ventana húmeda de lluvia, vapor e incienso, con aquellos olores únicos que le recordaron inmediatamente cual era su misión en la tierra, atravesó las montañas que tanto le gustaban, y fue en ese instante que posó su nave de mil y un colores en la estrecha viga que se abría en el horizonte de su enredadera y, al sentir el pálpito agitado y descontrolado de su motor, no tuvo más opción que detenerse, secar sus gotas de rocío, mirar a su alrededor y contagiarse del espíritu cristalino y febril de los blogeadores galácticos de nuestra era, después de todo, la noche se había acabado y el sueño se transformaba en una realidad llena de plantas y materiales de construcción que no favorecían a su anhelo de retornar al planeta del cual venía, mas el espacio de los llamados mejores amigos del humanoide le llevaron a replantear su inevitable situación, pues quizás no era tan deshonrosa como la calificó en ese momento y con ello le nació la más brillante idea de su cúbico cerebro y ya no dejó de pensar nunca más en su mascota llena de azahares y con aquel brillante que le hacía ver más hermosas las clavículas sobresalientes de su formado y cárnico homenaje a las diosas de naturaleza amplia y movedizas.