TRANSAMÉRICA,TRANSEUROPE EXPRESS y el viaje del Gato Cósmico

Y la vimos completa. Ayudados por lo poco íntimos que son los cines de malls, ayudados por la historia y por buenas actuaciones. Transamérica. Transamérica y la película que vimos completa. Como siempre, pareció que éramos los únicos que estaban ahí, tal vez porque los demás estaban ahí sin estar. Estando aquí no están. La intención no es escribir sobre la película, porque nunca lo es, porque la historia sólo se transforma en uno de los momentos en que estamos juntos, un espacio de tiempo y lugar que se abre para acogernos desde el círculo polar hasta los sueños de los androides y sus ovejas eléctricas. Are friends electric?. Y lo que viene después, antes y después del postre estamos nosotros, viajando por la pantalla, recorriendo la cinematográfica vida que construimos cuadro a cuadro, fotograma a fotograma, beso a beso, beso a beso, dulcemente, abrázame. Abrázame muy fuerte amor, mantenme aquí a tu lado, hoy quiero agradecerte amor todo lo que me has dado, quiero corresponderte de una forma u otra, a diario. Abrázame que el tiempo pasa y no se detiene. No se detiene?. Pero lo retenemos con la fuerza de imágenes fijas en movimiento constante y perpetuo. Perpetuum Mobile y cuánto me gusta Einstürzende Neubauten, hasta el punto de escuchar Blume y pensar en ti. Una letanía de flores en japonés me hace pensar en ti y dónde hemos llegado hoy y dónde iremos y dónde nos queda por llegar. Llegar juntos, ni antes ni después, llegar al mismo tiempo como en un largo nado sincronizado por las pantallas de cristal líquido y puntas redondeadas. Transamérica y la historia que se cuenta sin panfletos ni excesos de moralidad, la historia que se cuenta tan natural que permite (re)conocernos en situaciones irreconocibles de tanto conocernos. Como la película, no se trata de un hombre y una mujer, sino de cuánto más somos. Ni más que dos codo a codo ni mi cómplice y todo, porque somos mucho más, ni una causa por defender ni una excusa para estar unidos, más que eso, sin sorpresas, sin alarmas, pero sorprendiéndonos más de tan cerca que estamos. Mucho más que dos personas que se encuentran y encuentran el amor. Mucho más, más que una pasión, un sentimiento, como dicen por ahí. Transamérica. Pero mejor, Transeurope Express y el tren que nos presenta a Iggy Pop y David Bowie escuchando a Placebo, pero sin darnos placebos de amor, sólo nueces y pasajes de ida sin regreso, porque regresamos al lugar de nosotros mismos. Transamérica y, como siempre, no se trata de comentar la película.

Te amo.