EL YO, EL AMOR Y LA ANSIEDAD
No deben tomarse decisiones bajo estado de ansiedad. Cuando la mujer se levantó, lo hizo primero su yo más reciente, luego su ansiedad y, sólo al final, se estiraron sus piernas. Cada uno de los testigos de la escena percibió lo que conocía: algunos vieron un suspiro de alivio en la manifestación pública de su nuevo yo. Otros, se entregaron a la ansiedad. Uno solo se fijó en el movimiento de sus piernas y lo comprendió todo: al enamorarse sólo se observan las piernas y no el yo del día…
1 Comments:
At 9:13 p. m., Anónimo said…
?
me suena conocido
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