LA FURA DELS BAUS

un público contagiado con su envolvente alegoría, vital y verdadera
(¿verdadera alegoría?, ¿verdadera envoltura?)
un público que se resigna a emprender caminos nuevos adornados de un ruido fresco,
de las imágenes de la tormenta,
abiertas y alejadas de la solemnidad, mezquina solemnidad. Por un (segundo) momento, es posible olvidar las lamentaciones en un alivio sensible y que se desplaza constantemente, ascendiendo y dejándose caer del trapecio
de la risa
y la sorna soleada
que oculta el vuelo sin moverse del mismo lugar
1 Comments:
At 5:38 p. m.,
Anónimo said…
suena bien, la sorna, el ruido, mejor no sigo...
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