PAU Y MARCO DESPUÉS DEL POSTRE

TE AMO

viernes, octubre 27, 2006

CABINAS

PAU:
Cabinas. Una cabina de esas que también conocieron nuestro vaho amatorio-lúdico y fervoroso, donde fuimos capaces de no ver ni oír a nuestra audiencia que tecleaba alrededor de nosotros como haciendo música con los computadores para acompañar nuestros actos de amantes aventureros en fase de descubrimiento, acompañándonos sin sentirnos, aplaudiéndonos sin tocar sus palmas. Y simplemente sus mentes y sus cuerpos volvieron a recordar cómo esconderse entre la multitud que se deslizaba entre cabinas cibernáuticas que les aceleraban más el corazón. Ya no sólo era el poder del ser descubierto, sino también el volver a vivir esos encantadores instantes de amor furtivo en lugares públicos de interés público y con un público que los observaba sin mirar el espectáculo, sino que sólo sentían que era la mejor escena teatral y de la vida misma que les habia tocado presenciar. Concepción se hizo Serena, se fusionaron en un solo paisaje que albergaron el mismo cuadro, la misma locura, el verdadero amor de quienes no saben reconocer los espacios reales de los virtuales, que solo han sabido reconocerse, conocerse, contemplarse, explorarse y admirarse entre ellos.

MARCO:
Cabinas. De cabinas y espectáculo está hecha la vida. Cabinas. Una cabina se torna un secreto y público escenario donde estamos rodeados de músicos que no saben que su teclear está armando una sinfonía dodecafónica. Una sinfonía industrial crece, mientras nuestro corazones crecen. Música industrial para el amor que avanza desde las entrañas del gran pez hasta el salitre pegado en nuestra piel, con toda el agua que tragamos al nadar por el mar escenográfico de la cabinas que nadan hacia espacios que muchos desconocen, que llevan a puerto, al puerto y de vuelta a la música industrial. Cabinas que se tranforman en peepshows personales y únicos con la música de las teclas como mar de fondo de nuestro devenir público, de nuestras pasiones públicas y nuestro secreto compartido con todos los que nos cubren y descubren, recubriendo nuestro amor de teclas, botones y sonidos ahogados por el tantra, el zen y todo lo que salió del Tibet cuando todo tuvo que salir de ahí. Víctor Lamas, Doctor Lamas y todos lo Lamas. Lamas despiertos, ascetas industriales siguen tecleando y seguimos avanzando.
Hoy escuchaba Distant Dreams de Throbbing Gristle. Los ruidosos Throbbing Gristle y su particular manera de hacer música sin saber tocar, sólo gritando Discipline a un público que no quería tanta discipline, sino encuentros como el nuestro, tan transgresor como Throbbing Gristle haciendo la pieza más romántica de la música industrial sin saber tocar. Hoy suenan distant dreams que no son distantes, porque llevamos cada cabina pegada a nuestra piel, con toda el agua que tragamos al nadar. Cabinas. Cabinas de amor sin distant dreams.
Te amo

1 Comments:

  • At 8:19 a. m., Blogger Delirante said…

    ¿Qué se puede decir?

    ¡Qué lindo que la gente se quiera! jeje... :P

    Saludos :)!

     

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