Había una vez... En un lugar perdido.... eran las frases que la
Maquita solía escuchar antes de dormir, porque así comenzaban los cuentecillos mágicos que magistralmente relataba la cándida abuela Clementina,
“La Clemy”, como era conocida en su barrio y como la llegó a llamar años más tarde su nieta regalona.
En cada historia había un personaje que le llamaba particularmente la atención,
un duendecillo amarillo de barba hirsuta, mirada cristalina y orejas gigantes que le hacía volar su imaginación a lo inimaginable. Finalmente un día, ya más grandecita, decidió juntar sus ahorros y comprar un
muñeco de trapo que se pareciera lo más posible a su querido amigo de la infancia, buscó, buscó y buscó, hasta que por fin encontró uno que se le asemejaba y que estaba escondido en una barata de juguetes de una tienda olvidada por la historia de la ciudad y por la llegada de las grandes cadenas.
No hubo desde entonces un momento en que no durmió abrazada de su
Carloto, como lo bautizó. Al paso del tiempo, convertida en toda una mujer, falleció su abuelita y única compañía en este mundo, con pena por la soledad y una inevitable duda sobre la existencia de Dios, que en ese instante supuestamente la había dejado desvalida, dejó incluso de dormir junto a su muñeco, pero un día caminando hacia su trabajo, sufrió un repentino desmayo y cuando despertó se
encontró con un mozalbete de tierna sonrisa que quedó prendado de ella y después de llevarla a su casa, la fue a visitar diariamente hasta conquistarla. Irradiante de felicidad, la Maca buscó en un cajón su juguete de infancia y se encontró con que éste había sufrido un cambio y ahora tenía
los rasgos hermosos y de todo un caballerito en miniatura. En ese instante comprendió que
la abuela le había envíado al hombre de sus sueños para que la acompañara y formara la familia que tanto y tanto deseaba. Volvió a
creer en Dios y agradeció todas las noches de su vida el encuentro con su príncipe azul.
En cualquier lugar podemos encontrar a un Carloto, Miguel o Francisco; yo encontré a
MARCO y si bien no apareció como en este cuento si puedo asegurar que es
MI PRINCIPE AZUL, MI VIDA Y MI RAZON PARA CREER.